CGAIA nació con una idea: usar la cámara como herramienta para proteger lo que amamos.
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Fundada por María y Tania Campos, CGAIA existe porque miles de historias de conservación merecen ser contadas.
Tania y María se conocieron gracias a una pasión en común: las aves.
Ambas coincidieron en Amazilias, la red de observadoras de aves de México, donde descubrieron que compartían la misma fascinación por la naturaleza… y la misma necesidad de protegerla.


María llevaba años trabajando en conservación de la biodiversidad y turismo sustentable y, poco a poco, encontró en la fotografía, el diseño y la comunicación ambiental una manera de contar lo que veía en el campo: el esfuerzo silencioso de tantas personas dedicadas a cuidar nuestro entorno.
Tania, mientras tanto, venía del mundo de la fotografía y el arte, experta en el desarrollo y gestión de proyectos y sostenibilidad, siempre con el impulso de hacer las cosas con propósito.
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Entre salidas al campo, cafés y largas conversaciones, se dieron cuenta de algo que les movió el corazón: hay muchas historias de conservación que nadie está contando, a pesar de que representan trabajo, esperanza y cambios reales. También vieron que muchas organizaciones y comunidades necesitaban imágenes que transmitieran su impacto de forma honesta, bella y poderosa.
Así nació CGAIA. No como un proyecto empresarial, sino como un puente entre quienes están haciendo cosas buenas por la naturaleza y quienes necesitan verlas para inspirarse, apoyarlas o replicarlas.
Hoy seguimos trabajando con la misma intención con la que empezó todo: darle luz a esas historias que merecen ser vistas, escuchadas y celebradas.
Porque detrás de cada foto, siempre hay una persona, una comunidad o un esfuerzo que vale la pena contar.
